Reflexiones en la crianza

Hablaba ayer con una amiga sobre la crianza y la preocupación que ésta a veces o muy a menudo conlleva. 

Hablábamos de cuando nuestros hijos lloran o se despiertan llorando y nosotros como padres -sabiendo que tienen cubiertas sus necesidades básicas de sueño, hambre, cambio de pañal, mimos, contacto...- nos vemos preocupados por si hay algo que se nos está pasando por alto o hay algo que no estamos haciendo bien. 

Pues bien, leyendo hoy a S. Grof en "La mente holotrópica: Niveles de conciencia humana" encontré un párrafo que recoge a la perfección esto que ayer comentábamos y nos puede ayudar a entender qué puede estar pasando.

"Durante el periodo prenatal, el útero proporciona un entorno muy seguro pero, después de nacer, la figura protectora de la madre ya no se hallará siempre presente. A partir de ese momento ya no estaremos continuamente protegidos de las temperaturas externas, de los ruidos perturbadores,  de los cambios bruscos de intensidad de la luz y de las sensaciones táctiles desagradables. Nuestro bienestar depende, a partir de ahora, de la cualidad materna, pero ni siquiera la mejor madre puede reproducir las condiciones de un buen útero."

Con esto no quiero dar a entender que es normal que el niño llore y por ello hay que dejarlo ahí, ni mucho menos. Cuando nuestro hijo llora es su forma de comunicarnos que algo le sucede y para ello nosotros como padres tendremos que atenderlo y calmarlo, ¿Cómo? Primeramente cubriendo sus necesidades básicas de alimentación e higiene y luego mimos, mimos y más mimos, ¿Cómo? abrazando, acunando, acariciando, cantando, susurrando, tarareando... la voz y el contacto son los mejores antídotos después de la teta. ;) 

¡Feliz crianza!



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