El sonido y la música en el desarrollo de la persona
La música, durante un momento, todas tus preocupaciones disipará. Shakespeare
El sonido es algo innato en nosotros, siempre “sonamos”,
incluso desde antes de nacer. Emitimos sonido al movernos, al expresar
sentimientos y emociones, al respirar... En unas ocasiones sonamos rápido, en otras lento, unas veces fuerte, otras mas suave, pero todos y cada uno de nosotros “sonamos”.
Los sonidos constituyen un importantísimo medio de expresión,
comunicación, exploración... desde el nacimiento, e incluso antes del mismo. En
esta primera etapa, los sonidos adquieren mucha importancia en la expresión de
sentimientos y emociones, de conexión y vínculo con el entorno, etc., y promueven además
el desarrollo afectivo, cognitivo y físico.
Hablo de sonido, aunque científicamente deberíamos hablar de
vibración, la vibración que producimos al respirar, al movernos, al
comunicarnos... Tal y como dice Miguel Fernández en su libro Acústica
para todos, ¡incluidos los músicos!
“El sonido no es una realidad, es una sensación”. Esto quiere decir que el sonido no existe sino es dentro de nuestra cabeza, y aunque coloquialmente usemos el mismo vocablo para designar a la causa y al efecto, tenemos que saber que los cuerpos no “suenan”, sino que “vibran”. Y esta vibración es la que, una vez captada por nuestro sentido del oído, nos produce una sensación que todos definimos como “sonido”.
Como he dicho anteriormente, todas
las personas “sonamos” tanto por dentro como por fuera y por ello podemos decir
que todos experimentamos los efectos de la música incluso antes de nacer. Por
ello podemos afirmar, tal y como dice P. Del Campo (1997):
“La música no es exclusiva de los músicos, sino que pertenece al ser humano.”
El valor de la música fue reconocido en la antigua Grecia, y
sobre ello hay diversas citas que se pueden señalar, de todas ellas entresaco
algunas como las siguientes:
Platón, 1974: “la música tiene el poder de beneficiar el
alma”.
Aristóteles en el Libro VII de la Política,
dice... “la música tiene el poder de producir un determinado efecto en el
carácter moral del alma, y si tiene el poder de hacer esto, es evidente que los
jóvenes deber ser orientados a la música y deben ser educados en ella”.
Gouk, 2000: “Desde la antigüedad la música ha sido
usada como herramienta terapéutica, y los antiguos rituales de sanación que
incluyen sonido y música han sobrevivido en muchas culturas.
En muchas culturas tenemos este tipo de citas o pensamientos,
incluso también mitos o leyendas sobre el poder curativo de la música. Esta
presencia a lo largo de los tiempos, hace de la música un aspecto muy
importante de unión y relación entre el cuerpo, la mente y el espíritu. Pero...
¿por qué la música puede ser terapéutica? ¿qué capacidad tiene la música para
“mover” al ser humano?
Tal y como afirma S. Poch en el Compendio de
Musicoterapia I, la música tiene la capacidad de producir importantes
cambios en las personas a nivel biológico, fisiológico, psicológico,
intelectual, social y espiritual.
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Fisiológicamente: La
música acelera o retarda las principales funciones orgánicas: ritmo cerebral,
circulación, respiración, digestión, metabolismo... Actúa sobre el sistema
nervioso central y periférico y desarrolla el oído.
Personalmente en épocas de estrés o ansiedad me he servido de la música para relajarme, siendo consciente de mi cuerpo mientras mi respiración y mi ritmo cardíaco van decelerando.
En referencia a esto, me han parecido interesantes dos
investigaciones que hablan del efecto que puede tener la música en la presión
sanguínea:
- La presión de la sangre cambia según el tipo de música; estos cambios no se producen necesariamente en función de si la música es estimulante o sedante, sino más bien debido a otras causas personales. (Binet y Courtier, 1895; Dogiel, 1880; Foster y Gamble, 1906; Hyde, 1927)
- Vincent y Thomson, estudió las respuestas de dos personas musicales y no musicales y llegó a la conclusión de que la variable importante no era el tipo de música, sino el interés que cada pieza despertaba en cada uno de los sujetos.
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Intelectualmente:
Desarrolla la capacidad de atención. Estimula la imaginación y la capacidad
creadora. Desarrolla un modo de expresión: el musical. Desarrolla la memoria,
el sentido del orden y del análisis, el gusto artístico, etc.
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Psicológicamente: La
música puede despertar, evocar, provocar, robustecer y desarrollar los diversos
sentimientos. Es una fuente de placer semejante al juego.
Por ejemplo, la música nos hace conectar con nuestro estado de
ánimo: todos en numerosas ocasiones hemos puesto una canción melancólica para
llorar, o una agitada para activarnos, bailar, levantarnos el ánimo...
También, a través de la música podemos conectar con nuestro
inconsciente y hacerlo audible en forma de canción o sonido. En muchas
ocasiones nuestro consciente no deja expresar al inconsciente y a nuestros
deseos o sentimientos más profundos.
-
Socialmente:
Provoca y favorece la expresión de uno mismo. Fomenta la integración,
socialización, actividad, unión... Es el arte que mejor provoca y expresa
estados emocionales.
La música nos brinda la posibilidad de expresar y comunicar
pensamientos y/o emociones que nos pueden resultar complicadas de expresar con
palabras. La música nos mueve y nos conmueve. La música es un lenguaje universal que todos entendemos incluso antes
de aprender a hablar, por ello, nos abre un sinfín de posibilidades
expresivas y comunicativas con cualquier tipo de persona y en cualquier momento de su ciclo vital.
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